LA TERCERA OLA
- ELIECER MEDINA
- 30 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 3 abr 2021
MUCHAS CIUDADES DE COLOMBIA ESTAN PASANDO EL TERCER PICO DE LA PANDEMIA POR LA COVID 19 Y EL IMPACTO ESTA SIENDO MAYOR QUE LAS DOS ANTERIORES.
Esta es una historia para entender el efecto de esta tercera ola de pandemia en especial en Barranquilla y lo ineficaz de las medidas tomadas por las autoridades de la ciudad para detenerla.
Beto, de 14 años vive con su madre Angela de 48 años y Úrsula su abuela de 89 años, ambas hipertensas y Úrsula presenta síntomas de Alzheimer. Viven en un barrio popular al suroccidente de la ciudad. Una mañana Angela envió a Beto a la tienda de la esquina a comprar ingredientes para el almuerzo; siguiendo las recomendaciones de su madre Beto lleva tapabocas cubriendo boca y nariz y un spray pequeño con alcohol al 70%. Al llegar a la tienda ahí se encontraba también el señor Roberto de 52 años ebanista de profesión quien llego a comprar víveres para su casa. Roberto tiene COVID, pero no lo sabe porque esta asintomático. Aunque Roberto porta su tapabocas el cual se colocó justo para salir a la tienda, lleva consigo el mortal e invisible enemigo el cual deja esparcido por todo el mostrador de la tienda, ese mismo mostrador donde Beto apoyo sus antebrazos y codos. Beto baña en alcohol sus manos, la bolsa con los víveres que compro y hasta las monedas de las vueltas. Al llegar a su casa dejo los viejos zapatos en la puerta y fue directo a la cocina a lavarse las manos. Angela lavo y desinfecto con agua y cloro los víveres comprados. Beto se sienta en la mesa del comedor a terminar una tarea de su clase asincrónica y apoya los antebrazos y codos en el mismo puesto donde una hora mas tarde su madre Angela y su abuela Úrsula, que lleva ya a estas alturas un año sin salir de casa, se sientan para tomar el almuerzo. Tres días después se supo en le barrio que la señora Rosario esposa del ebanista esta mal en una UCI entubada porque tiene COVID. Dos días mas tarde Úrsula presenta quebrantos de salud y debe ser llevada de urgencias al hospital, Úrsula y Angela ahora tienen COVID, Úrsula lleva la peor parte, Beto es negativo. Angela no puede explicar por donde les llego el virus si ellos se han mantenido en casa, solo salía ella a lo necesario y siempre tomaba todas las precauciones y recomendaciones. Lo que ninguno de ellos sabia era que el virus no solo se lleva en las manos y que a veces no basta solo con las medidas recomendadas. Recientemente las autoridades de salud en Barranquilla han concluido que los contagios se esta dando en reuniones sociales, fiestas y comidas familiares y por eso ellos argumentan que las medidas de toque de queda nocturno es suficiente, es como si pensaran que el CORONAVIRUS es parrandero y el riesgo esta solo ahí. La velocidad de contagio ya esta tan disparada en la ciudad que el R0 es más alto que en el primer pico, lo que traduce que, en cualquier sitio, en cualquier situación y a cualquier hora te puedes contagiar, no solo en la noche, no solo el fin de semana, no solo en las fiestas. Lo único que podría frenar la velocidad de contagio es el confinamiento total por 14 o 5 días. Obviamente es una medida drástica que afecta la economía y que lleva nuevamente al dilema entre salud y economía. Sin embargo, hay medidas políticamente incorrectas pero científicamente y éticamente necesarias para salvar vidas; ahora, volviendo al dilema…precisamente los gobernantes locales deben tomar medidas también para garantizar la asistencia social y garantizar que en esos 14 días no muera mas gente ni por COVID19 ni de hambre. Lastimosamente seguirán vendiéndonos esto como que no es tan grave y las medidas fofas inevitablemente harán que pasemos este tercer pico con un número de muertes muy grande, muertes evitables todas y una vez mas Barranquilla y su área metropolitana será la ciudad con mayor seroprevalencia del país. Como podrán dormir tranquilos sabiendo que tantas personas van a morir por no tomar decisiones correctas, aunque sean impopulares o políticamente incorrectas. Amanecerá y veremos. PD: la vacunación masiva no es garantía para frenar la ola de contagios dado que la inmunidad necesaria para protegernos se logra hasta tres semanas después de la segunda dosis. Sin embargo, hay que continuar con la vacunación que el efecto se verá muchos meses después, pero se verá.

Vía @focus, fuente: Minsalud.
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